Este mito nos relata que desde un principio, los cielos y la tierra eran solamente uno, es decir, estaban unidos y todo era un caos. El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'an-Ku. Tras 18.000 años P'an-Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P'an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P'an-Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P'an-Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos. El relato sigue contando cómo Pan-Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos que hoy conocemos en nuestro mundo.
Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra y sus pulgas o parásitos que en el habitaban, en nosotros, los humanos.
Sin embrago podemos concluir que a lo largo de la cultura China se aprecia mucho a P'an-Ku como el creador del Universo y que nuestro mundo existe gracias a su sacrificio. El huevo cósmico donde se formó P'an-Ku es un claro ejemplo de la idea de caos primitivo (el «enorme huevo negro», mencionado anteriormente. En el mito de creación de P'an-Ku también encontramos la idea de la formación de la tierra y el cielo a partir de la separación de la materia original y primitiva y también podemos deducir que estos llamados parásitos o pulgas eramos nosotros, de manera que representaríamos la molestia, y la destrucción hacia nuestro propio planeta.
Una pregunta que nos podríamos hacer, es ¿Por qué este mito se basaba en un huevo, y no en otra cosa como una manzana, una pistola, o un balón?, la respuesta es fácil, primero que un huevo es la forma que mas se asimila a nuestro planeta, ya que es ovalado, y segundo que al romperse un huevo siempre habrá algo que saldrá desde dentro de el mismo, en este caso la yema y la clara, y eso es lo que se relaciona con este mito, que la humanidad, la naturaleza, los animales, etc. aparecieron de este huevo al romperse.
Una pregunta que nos podríamos hacer, es ¿Por qué este mito se basaba en un huevo, y no en otra cosa como una manzana, una pistola, o un balón?, la respuesta es fácil, primero que un huevo es la forma que mas se asimila a nuestro planeta, ya que es ovalado, y segundo que al romperse un huevo siempre habrá algo que saldrá desde dentro de el mismo, en este caso la yema y la clara, y eso es lo que se relaciona con este mito, que la humanidad, la naturaleza, los animales, etc. aparecieron de este huevo al romperse.
En la Cultura China este mito está muy arraigado, tanto así que se creó una frase hecha a partir del mismo: “Desde que P’an-ku creó el cielo y la tierra”, para darle un significado de que esta creencia viene de hace mucho tiempo.
La ilimitada imaginación que tenían los hombres chinos en aquella época de las civilizaciones, distorsionaba los acontecimientos y así fue como surgieron estos mitos que con el tiempo se transformaron en leyendas.
En las zonas del sur de China aún se rinde el culto a P’an-Ku, en donde fueron levantados una serie de templos y pabellones en su honor.
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